De Como Conocí Cuba

Capítulo 1

Hace ya algunos años, cuando yo era apenas un chiquillo, y la oficina de mi Padre y que para efectos de este relato llamaré “Don Sven” era un terreno fértil para hacer mis más terribles travesuras,  que consistían  por ejemplo en acomodar , los LP de los Beatles en el estuche de Lucha Villa, este a su vez en el estuche del cuarteto y así toda la colección completa, de manera que cuando se fuera a utilizar, pudiera sacar de sus casillas a Don Sven ó al usuario en cuestión, inspeccionar todos los cajones hasta encontrar objetos desconocidos para un niño de 9 años tales como, una máquina de escribir de mil novecientos Carranza, platos de asbesto para practicar tiro con escopeta en los años mozos de Don Sven, un machete , lentes viejos, un encendedor de fiesta que además incluía reloj, un tablero de ajedrez, diversos objetos sin importancia, una pistola 9mm marca Pietro Beretta, además de un universo de libros, los cual yo hojeaba, y que probablemente esto haya desencadenado mi gusto por la lectura, pues es en estos libros que hojeaba, especialmente los que tenían fotos o imágenes de distintas personas, cayó en mis manos uno cuyo título decía CUBA,

al ir avanzando con este libro, me llamó poderosamente la atención las calles, casas, carros de mitad de siglo, como si se hubiera detenido el tiempo, sus playas, su gente, su contraste racial, pero sobre todo el de una mujer cubana con un “Señor puro” en la boca, yo ya había visto en repetidas ocasiones a Don Sven fumando puros, recuerdo haber tenido una extraña sensación al creer que esta mujer quizá estaba loca.

Justamente por aquellos días también vi un día el libro del CHE, un personaje de la historia de Cuba que incluía fotos de muchas otras personas y un nombre que en particular me dio bastante risa, por no decir que me cagué de risa “Camilo Cienfuegos”, ¿Por qué le habían puesto al pobre barbón ese nombre de niña?, ¿Quién le habría hecho tanto daño a sus padres?.
También dentro de los discos que yo amablemente desordenaba memoricé nombres como Omara Portuondo, Ibrahim Ferrer, Compay Segundo, Manolín el médico de la salsa, durante algunas comidas familiares los invitados que alguna vez acudieron a mi domicilio siempre les escuche llenar de elogios,  la arquitectura de esa bella casa y la música que allí se escuchaba, Don Sven siempre hablaba de esos cantores y al oír esas canciones tan llenas de ritmo, irremediablemente me hacían mover el bote, Don Sven me platicaba de sus múltiples viajes que realizó con sus amigos a la Isla y que mi primo Chino Pérez y que para efectos de este relato denominare “Jector” tuvo atinadamente apodar como “Cuba La Beauty” o “La Bella”  pa´ que me entiendas pues, me hablaba de los grandes logros que había tenido Fidel Castro y que para efectos de este, denominaré “Mi Comandante” en el campo de la salud, la educación, y la dignidad de este valeroso pueblo, Don Sven al ver mi sobrado interés me prestó un libro muy interesante y que estaría bueno que se lo leyeran para que se cultiven tantito pues no todo en esta vida es TV Notas, el libro al que me refiero es “100 horas con Fidel” de Ignacio Ramonet que sabrá Dios donde quedó y ruego a todos los santos que, Don Sven  1 de 2, no pregunte por el libro ó lea este relato, pues bien, quedé anonadado con el libro, definitivamente fue mi primer encuentro con la isla a la cual inexorablemente me convertí en amigo fiel de la Revolución y todo lo que ahí habita, estaba decidido a viajar a ese lejano país algún día .

Capítulo 2

Así corrieron varios años desde aquel primer encuentro, en los que poco a poco me fuí empapando de los pormenores de La Isla, opiniones positivas y negativas del régimen, discusiones encendidas con primos, amigos y conocidos, sobre lo mal que Mi Comandante trataba a sus connacionales, el embargo comercial impuesto por los Estados Unidos, el periodo especial por el que pasó Cuba cuando la URSS les retiró el apoyo, la crisis de los misiles, Bahía de Cochinos en Playa Girón, el éxodo del puerto de Mariel entre otros, pero ninguno otro como el que significó que uno de mis mejores amigos se haya ido a vivir para allá, donde estudió en La Escuela Latinoamericana de Medicina, universidad de bastante renombre y quien el propio Ban Ki Moon visitó hace poco comentando que todas las escuelas de medicina del mundo deberían de seguir el ejemplo de esta, Roberto Huerta Castro mejor conocido como “Lester”

y pese a que es un verdadero mexicano y le gusta el tequila de a deveras, guarda un gran parecido con los que allí habitan, cosa que me hace tener el “sospechosísmo” diría Santiago Creel Miranda ex secretario de gobernación de México en el sexenio del “Chachalaca” Licenciado Don Vicente Fox Quezada, que quizá Lester sea por aquello del Castro, primo lejano de Mi Comandante, es así que durante varios años Lester me invitó varias veces a que lo visitara, pero mi situación económica no era digamos estable y por lo tanto tenía que conformarme con las veces que venía de vacaciones, me platicaba sus experiencias, de cómo Fidel alguna vez visitó la universidad y hasta lo saludó de mano, de cómo vivía la gente, las mentiras que los Yankees nos hacían creer, de cuando se transportaba en la Guagua y cómo lidiar con las multitudes que allí se subían , además de esto, fumábamos puros, bebíamos ron y escuchábamos al Buena Vista Social Club, a veces en exceso, si no podía visitar Cuba, cuando menos la podía oír y probar.

Fue así que recién entrado el año 2013 y para mi sorpresa, mi primo Jector que ya era, para esas fechas una autoridad en todo lo que se refería a Cuba La Beauty, pues viajaba aproximadamente de 2 a 3 veces por año para allá, me comentó que había mandado un correo electrónico en el que se leía, mi nombre de pila completo, el nombre de Jector y el del Sanka mejor conocido como Jorge Flores Silva , con un itinerario de la aerolínea Interjet para viajar de la Ciudad de México a La Habana del 26 de mayo (día glorioso para mis Águilas del América) al 4 de Junio de ese mismo año por la módica cantidad de $2,300.00 chuchulucos del águila, una auténtica bicoca y creo recordar que todavía tuvimos la habilidad financiera y milenaria llamada “jineteo” de mandar a meses sin intereses, benditas tarjetas!, solo quedaba hacer las maletas y planear como le daría la noticia a Don Sven, varios días y noches, discutí acaloradamente con Jector, cuál sería la forma más conveniente y honesta, para informarle sin que hubiera problema alguno, que faltaría 10 días a trabajar y que necesitaba fueran con goce de sueldo, resolvimos comentarle que le traería a manera de soborno una caja de puros de mi viaje, cuando llego el día de darle la noticia, se me quedo viendo, pensó un momento y aseveró, “¡Invítenme cabrones!”

Capítulo 3

19 de Mayo del 2013, semifinales del fútbol mexicano, resulta que el Club América FC , le ganaba 4-3 al Monterrey y accedía a la final, lo que significaba que el partido de vuelta por la final, podríamos verlo el domingo 26 de mayo en La Habana Cuba, reunidos mis primos y yo, incluso consideramos posponer el viaje al 27 de mayo y estando en la CDMX ir al Estadio Azteca y apoyar al América, después de varias llamadas a Interjet, decidimos seguir el plan original ya que resultaba muy caro el cambio de fecha, fue así que nos embarcamos en el ETN que salía la noche anterior desde Uruapan y llegaba muy temprano a la CDMX.

Estando ya en el aeropuerto documentados, instalados en la sala de espera de American Express y desayunando resulta que nos topamos con Diplomático que el gobierno de Cuba había mandado a Uruapan para darle seguimiento a la relación del hermanamiento Uruapan-Matanzas y que increíblemente nos reconoció pues Lázaro Baéz Cerpa conocía a Don Sven quien nos ofreció toda la protección necesaria por si tuviéramos un obstáculo en nuestro viaje, le agradecimos el gesto y declinamos el ofrecimiento, cabe señalar que Lázaro tiene un parecido impresionante con el actor internacional Gerard Depardieu, para que conste, pueden pasar a visitarlo a su oficina de enlace ubicada dentro del H. Ayuntamiento de Uruapan y corroborar lo que les digo.

Me senté en medio de mis 2 primos en el avión e iniciamos el recorrido de unas 3 horas aproximadamente acompañados de unas amargas bastante frías, ya cuando el piloto nos anunciaba que estábamos próximos a nuestro destino, quise asomarme a ver como se veía la isla desde 30 mil pies de altura y el resultado es que si bien el mar no tiene un color turquesa uniforme característico del Caribe tiene bastantes manchas del mismo color que hacen un contraste bastante chingón con el mar azul marino.
Finalmente aterrizamos a medio día en el Aeropuerto José Martí de La Habana, un edificio muy chico para ser aeropuerto y bastante descuidado, las limitantes económicas de la isla, fabricaron mis primeras impresiones, muchos turistas que al parecer se veían europeos abarrotaron las filas para pasar por el filtro de migración, después de un buen rato, toco mi turno y al pasar con la oficial, una cubana hermosa, a la Jennifer López, esa mezcla del latino, trigueña, ojos azul agua, cejas muy pobladas, como las de Frida Khalo pero con la importantísima diferencia que las cejas no se comunicaban entre ellas, facciones finísimas, uniforme verde olivo acorde a la Revolución. “Sus documentos.” Ordenó en un tono que me estremeció hasta donde la espalda pierde el nombre, accedí gustoso y esperando que se entretuviera el mayor tiempo posible mientras la contemplaba, antes de que pudiera poner cara de galán me comentó que mi visa para ingresar a CUBA, adolecía de un seguro que incluye el régimen voluntariamente a huevo y que tenía que pasar a la oficina de La Compañía Nacional Revolucionaria de Seguros de Cuba al costado de ese filtro y volver a hacer fila, es decir un “quitarisas”, regresé mentando madres, nada más de pensar en volver a formarme, llegué encabronado con el dependiente de la flamante compañía de seguros cubanos que consistía básicamente de un stand de esos que te venden tarjetas de crédito en los centros comerciales y pedí me vendiera un seguro, ¿para qué lo quiere? me lo pide migración respondí, el cubano alto delgado y ya canoso, me extendió un papel a manera de póliza y me solicitó 30 CUC que era equivalente a unos 400 pesos mexicanos en ese entonces, esa fue la primera de muchas sangradas que me propinaría “Mi Comandante” en nombre de la Revolución .
Finalmente y después de una segunda vuelta en migración logre salir del aeropuerto donde ya se encontraba Lester esperándonos con las botellas abiertas, nos dirigimos al estacionamiento, donde por cierto hacia una calor asfixiante, allí nos esperaba un auto que Lester había rentado por la cantidad de 100 dólares para 10 días, un vehículo de modelo reciente, fabricado en china y cuya cajuela pienso habían fabricado en Liliput, aquel pueblo de los cuentos, donde habitaba gente diminuta, pues no le cabía ¡NI MADRES!, tuvimos que poner parte del equipaje en la parte trasera del auto.

Emprendimos el camino a La Habana que estaba a unos 30 minutos de distancia, no sin antes pararnos en el primer autoservicio a comprar cerveza Cristal, el eslogan decía algo como “ la preferida de Cuba” y conforme pasaron los días entendí por qué era la preferida, no existía otra cerveza.

En lo que respecta al hospedaje no reservamos ningún hotel pues Jector quien sabemos es una autoridad, recomendó que nos hospedáramos en casa de cubanos y vivir la experiencia directa con el día a día de los dueños en cuestión, fue así que nos pusimos manos a la obra pues el partido del América era en unas cuantas horas y la “infraestrochor” según Peña en materia de telecomunicaciones, es bastante paupérrima por lo que tendríamos que buscar en donde pudiéramos ver el partido, en Cuba hay un símbolo que es muy común ver en las puertas de muchos hogares, este símbolo es como una “T” ondulada que tiene una leyenda al pie, “Arrendatario en Divisa”, allí puedes tocar a la puerta y pasar a conocer el domicilio así sin más y si te gusta ya está, nada más te arreglas con el arrendatario en lo que a los pesos se refiere, después de visitar varios lugares que no eran del total agrado de la autoridad presente, finalmente dimos con un departamento en un edificio en la colonia “El Vedado” que se veía en sus años fue lujosísimo, se encuentra justo a media cuadra de la plaza Coppelia, el Hotel Habana Libre y “La Rampa” avenida donde hay gran cantidad de negocios, tomamos el elevador que nos hizo perder la inocencia , llegamos al piso 1, tocamos la puerta, esperamos unos segundos y nos recibió un Cubano de nombre Roberto, no, no era Lester, tenían el mismo nombre nada más, este personaje cabe señalar alto, fornido y de entre sus mayores virtudes es que era un huevonazo, que durante toda nuestra estancia, ladró de todos los temas, jamás se paró de la sala de tv que compartíamos, de hecho se vestía todos los días, con un bermuda de mezclilla que por lo deteriorada daba el gatazo de haber sido un “Stone Wash”, acompañada de una camisa azul marino manga corta, percudida con ganas, sandalias para el calor y que dentro de sus habilidades regenteaba a su esposa, una negra con problemas severos de obesidad, pero que como contrapeso si es que tenía , es que la criatura era una lindura en toda la extensión, pues nos trataba como cuando Moctezuma vio llegar a Hernán Cortés creyendo que éramos el mismísimo Quetzalcóatl, nos ofrecía toda clase de atenciones, suministros de la preferida de Cuba y hasta nos preparaba de desayunar unos revoltillos, acompañados de tostadas de mantequilla con mermelada que me cae ni Obama la tiene, detallazo que no estaba incluido en el precio del hospedaje que según recuerdo fue de 35 a 45 dolarucos más o menos por día, claro con la segunda sangrada del régimen en materia de impuestos y calculada por el huevonazo al tanteo, esta incluía departamento con piso de mármol como el que se utiliza en los panteones, 2 habitaciones, 1 baño completo, vista al mar, también al malecón, terraza y sala de televisión que no utilizamos si no para comentar las tonterías que hicimos y que el huevonazo nos aplaudía.

Capítulo 4

Una vez instalados con el huevonazo, abordamos el carro enfundados en sendas playeras del América y yo en ese entonces traía un moustache para dar un perfil revolucionario que me había costado dejármelo cerca de 90 días, pero eso sí, sombreros tipo panameños y bermudas para el calor, después de una breve votación que resultó en 3 votos a favor contra 1 de que Lester habría de ser el conductor resignado para su mala suerte por el resto del viaje, emprendimos un tour por todos los hoteles del malecón, buscando donde ver “al Ame”, así es que conocimos el hotel Habana Melía Cohíba, un auténtico rascacielos de cuando menos 20 pisos y  desde donde se domina buena parte del mítico malecón, muy lujoso y quizá desde mi perspectiva el edificio más moderno de La Habana, ahí justamente fue que encontramos un bar donde efectivamente transmitirían la final del “Ame”, inclusive ya estaba anunciado que a las 8 empezaba el partido, el reloj marcaba más o menos las 6:30 pasaditas, si bien ese bar tenia todos los servicios que necesitaríamos, no tenía mucho ambiente y decidimos que mejor saldríamos a buscar otro lugar , seguimos el camino no sin antes dar un rol por la colonia Miramar, una zona residencial que hasta antes de la Revolución vivían las familias más adineradas de La Habana con mansiones suntuosas, fachadas eclécticas, casas con piscinas, amplias avenidas arboladas, club de yates, clubes sociales entre otras comodidades, ahora en esa zona está instalado todo el aparato diplomático del mundo con sus respectivas embajadas, consulados, etc.

Es común ver entre las calles a diferencia de otras zonas, carros nuevos y sobre todo de lujo, con placas diplomáticas, gente de traje y también una zona de restaurantes, bares, y antros, con mucha vida, se me asemeja un poco a Coyoacán ó San Ángel Inn en la CDMX. Y a Colinas de San Javier en Guadalajara, después fuimos al Hotel Nacional de Cuba, un hotel también muy alto y que destaca entre las construcciones del malecón pues es toda una institución en Cuba,  ahí se juntaron alguna vez varios personajes conocidos de la mafia americana en tiempos de Batista como, Meyer Lansky, Lucky Lucciano, Frank Costello, Santo Trafficante Jr. entre otros, el hotel es de arquitectura clásica y ahí ha habido muchas recepciones diplomáticas, las paredes del hotel al menos en el lobby y el tiempo que yo estuve presente eran fotos de Mi Comandante por ejemplo con el Rey de España, con el presidente de Irán Mahmud Ahmadineyad, el presidente de NorCorea Kim-Yong-Il, y también de personajes revolucionarios como Emiliano Zapata, Lázaro Cárdenas del Río entre otros muchos  líderes.

Nos informaron que el restaurante tenía algún problema y por lo tanto no iban a transmitir el juego, recorrimos así varios lugares donde no nos fue posible encontrar para empezar una tele decente y señal de cable, después de mucho rolear, Lester tuvo la magnífica idea de ir a Miramar a un restaurante que se llama El Algibe, un lugar excelente en cuanto a comida tradicional se refiere , buen ambiente y con altas posibilidades de que transmitieran el juego, cruzamos media Habana y efectivamente arribamos al lugar que estaba bastante decente a comparación de muchos que habíamos visto, nos atendieron de inmediato y nos preguntaron si queríamos área de restaurante o área de bar, solicitamos comer pero en el área del bar.

Fue así que nos instalamos a comer un pollo asado con arroz congrí, frijoles y platanitos fritos  muy diferente a lo que conocemos en México mientras veíamos desconsolados el partido, pues faltaba 1 minuto para que  perdiéramos el campeonato, estábamos incluso planeando que pasos dar y como evadir la carreta de los chivistas en México que tendríamos 10 días después, porque no hay señal de celular en Cuba, cuando de repente en el minuto 93, Moi Muñoz guardameta del equipo, se metió al área y con un cabezazo mandó a las redes, un servicio de tiro de esquina  a la prórroga, estallamos en euforia, brincamos, nos abrazamos, gritamos como locos, aventamos los tragos y todo cuanto destrozo se conozca, todo era risas y diversión hasta que la Policía Nacional Revolucionaria de Cuba representada por unos mamíferos irrumpieron en el lugar con arma en mano y con la actitud sobrada para rompernos la que nos parió, fue tal el relajo que hicimos, que han de haber creído que estábamos asesinando o siendo asesinados, al encontrarnos abrazados con las playeras del equipo y la tele sintonizada en el respectivo canal, guardaron sus armas y digamos que nos recomendaron “amablemente” guardáramos la compostura.

Poker de Águilas.

Capítulo 5

Después de esa épica noche de celebración  que culminó con un intensivo recorrido en los antros de Miramar como La casa de la Salsa, 2 Gardenias, La Cecilia, etc. Amanecimos con una cruda digna del 11° campeonato y del equipo mas ganador de México, la parte en la que logramos pararnos, vestirnos y desayunar fue una escena tan triste que mejor me avocaré a cuando contratamos al primer taxi que se atrevió a levantarnos, conocernos y lo que conlleva 3 solteros en Cuba, el buen Lisandro que a 4 años de distancia se ha vuelto en un amigo entrañable y nos ha atendido muy activamente las veces que hemos regresado a la isla, nos llevó a conocer La Habana vieja en donde se puede vivir la auténtica esencia de Cuba, por ejemplo gente en la pobreza extrema pero bailando y cantando como si nada le faltase, gente asomada por las construcciones viendo la vida pasar, cafés con cubanos hablando en voz alta y ¿que creen? a la mujer que yo había visto en el libro de Don Sven pero que con el paso de los años ya casi era hombre, claro fumando tremendo señor puro, también al centro Habana donde se encuentra el hermosisimo y original Capitolio que tiempo después los gringos copiarían para si mismos.

Iniciamos nuestro recorrido en el bar Floridita famoso por que Ernest Hemingway lo frecuentaba, además que ahí se inventó el Daiquiri y que por $6 CUC disfrutas del mejor de tu existencia, platanito frito de botana y amenizado por un grupo de música en vivo,  bastaron 2 preferidas de Cuba,  2 mojitos, 7 Daiquiri ( que para esas alturas me costo pronunciar) y 4 cubas de Habana Club para que se nos brotaran cualidades que hasta ese momento habían permanecido ocultas, por ejemplo mi primo Sanka que hasta ese momento había presentado una conducta irreprochable, argumentó estaba siendo afectado por la “chiripiorca”, mal que lo hacia mover los pies mas rápido que cualquier salsero de cuba y bailar sin un patrón definido, Lester hacerse pasar por Cubano para que pudiéramos pagar en pesos cubanos, moneda diferente al CUC y que es utilizado por los cubanos únicamente,  Jector preguntar en donde podíamos encontrar a “Mi Comandante” a cualquier hijo de vecino que se atravesara, recuerdo que una mujer lo increpó de manera altanera diciendo ¿apoco es tu comandante? a lo que mi primo con un temple de hierro respondió y ¡el tuyo también!, yo por mi parte solicité me tocaran 4 veces la de “Guantanamera, 11 veces la de “María Cristina nos quiere gobernar” y 23 veces me pusieran la de “La mitad de La Habana” de Manolín pero que como es persona non grata de “Mi Comandante” se negaban rotundamente a interpretar aunque por mi férrea necedad accedieron a tocarla una sola vez.

Con tal felicidad sobre nuestros hombros salimos muy motivados a recorrer la calle obispo donde se pueden ver edificios coloniales, hoteles de lujo, restaurantes, bares, tiendas de recuerdos, en algún punto el Granma, también el tanque con el que “Mi Comandante” repelió en Bahía de Cochinos, tomar jugo de caña con ron mejor conocido como “Guarapo” y que nos destapó hasta las vias urinarias,la fábrica del Ron Havana Club,

la de los puros Cohiba, mas adelante junto al morro, un corredor de restaurantes donde comimos en uno de nombre “El Templete” donde tardaron cerca de 90 minutos en servirnos los platillos

 y que en ese intermedio curiosamente atravesó inocentemente caminando un grupo de música cubana, para solicitar los respectivos servicios y repetir la misma dosis que en el Floridita, merodear de bar en bar, bailar al ritmo de los guajiros, contagiarnos de la chiripiorca, malacopear, hartar a Lisandro al grado de abandonarnos a nuestra suerte, aparecer  quien sabe como en un antro de Miramar discutiendo con un Negro de dos metros por la pequeña razón de que le acerque  a su acompañante la cuba fría en la espalda destapada por un escote muy provocativo y que de no ser por la milagrosa aparición de Lázaro Baéz me hubieran reventado la que me parió, finalmente después de el pequeño incidente, abordar un taxi que nos dejó a medio camino, trepar una bici taxi que igualmente nos abandonó y caminar hasta nuestro domicilio en el Vedado, y que al ver al huevonazo literalmente sufrí un desmayo de cansancio y amanecer igual que para el décimo primer campeonato.

Capítulo 6

Nunca olvidaré esa hermosa travesía que emprendimos por la carretera central que no tiene rayita pintada en medio a modo de señalización, tampoco tiene banqueta o acotamiento y los guajiros caminan a media carretera como si tuvieran crédito en la funeraria, a ciudades como Matanzas, Trinidad, Santa Clara, Sancti Espiritus, ó “Sanka Espiritus” en honor a mi primo Jorge según Jector, Tope de Collante que es un parque nacional protegido de cuba y medio montañoso si se considera que la mayoría de Cuba es planicie, en el cual, el carro que habíamos rentado, y venía bajando por un tramo angosto  y en mal estado, pero con paisajes impresionantes, incluyendo barrancas, se le dio la gana no funcionarle los frenos, íbamos directos a colisionarnos cuando Dios nos mando un llano bastante generoso que redujo nuestra velocidad hasta justamente detenernos afuera de una caseta en medio de la selva, donde no había ninguna civilización salvo un individuo que vendía ron Cubay, decidimos comprarnos una botella y apaciguar el nervio mientras se  enfriaban los frenos del carro.

Pa´l susto!

Después de este pequeño incidente proseguimos nuestro camino a Cienfuegos, Ciego de Ávila y Camaguey, nuestro objetivo era llegar hasta una playa que según nos habían dicho era paradisíaca que se llamaba Guardalavaca muy cerca de Santiago de Cuba, pero que mi primo Jector bautizo como “Keep the Cow”, como el tiempo lo teníamos encima debido a las parrandonas que nos aventamos, nos impedía seguir al pie el itinerario, decidimos de Camaguey desandar el camino.

Me llevo los paisajes de Cuba, su gente, siempre alegre, siempre dispuesta a ayudarte, con un alto sentido de la dignidad, con alto nivel educativo esto incluye cobertura total, servicios de salud a cualquier persona que se presente tenga la nacionalidad que tenga, incluso gringos,la palabra analfabetismo no existe en los diccionarios cubanos ,también índices de Sida nulos e importantes avances en la economía pese a estar bloqueados por el Imperio por donde se le vea.

Siento tristeza a veces cuando platicando con gente en México se refieren a Cuba y su régimen que si bien no es perfecto al igual que el capitalismo, como si fuera la peor cosa del mundo, eso es lo que nos han hecho creer los medios, necesitaría uno ir a Cuba y darse cuenta por sus propios ojos de lo que realmente significa, si bien tienen muchas limitantes por ese garrote con el que, inútilmente, se pretendió doblegar la voluntad del pueblo cubano, la verdad es que ir a la Isla es una lección de vida y entender que la libre autodeterminación de los pueblos es como el Bohemian Rapsody de las teorías de la Libertad que el capitalismo enarbola.

Los dejo con una reflexión  sobre el capitalismo y explica mucho mejor lo que les quiero decir.

“Y yo pregunto a los economistas políticos, a los moralistas, si ya han calculado el número de individuos que es necesario condenar a la miseria, al trabajo desproporcionado, a la desmoralización, a la infamia, a la ignorancia crapulosa, a la desgracia invencible, a la penuria absoluta, para producir un rico.” Jose Saramago.

Hasta la Victoria Siempre!

7 respuestas a “De Como Conocí Cuba”

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