De como conocí a Karensisky

Hay quienes dicen que el destino no existe, pues yo digo que si existe, y digo que si, por que si no se nos atravesaran todas las personas en nuestro camino, no seríamos los mismos , no evolucionariamos.

Y ese destino inició  cuando descubrí que el tenis era algo que me gustaba, algo que me llenaba.

Ese mismo destino que me colocó un domingo en un club de raqueta de uruapan, allá donde yo nací.

Ese destino que conspiró para que todo coincidiera, y que no permitió que no fuera.

Fue ahí que la conocí, difícilmente alguien me hace perder la calma, ese día la perdí.

Ese sentimiento a tope, que te das cuenta que es ella, ni exentando biología, ni juntado a todos los médicos del mundo te saben decir que es lo que quieres salvo la mente y el espíritu.

De esas veces que la miras a los ojos y ahí te encuentras, como cuando miras un espejo y te ves a ti mismo.

Que no dejas de pensar en ella,  como un televisor que siempre mostrara el mismo canal.

Un destino que se ha disfrazado de casualidad.

Como alguien instantáneamente con su presencia hace que estes hecho un idiota en cuestión de segundos o ¡menos!.

Aquel destino que juntó el tenis y a ella en el momento adecuado, a la hora adecuada.

¿Ves? , ¡si existe el destino!

 

 

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