Don Carlos Silva, Mi Abuelo.
Si a alguien le debemos la Familia Silva todo lo que somos, es a esa gran institución que es mi abuelo Carlos Silva Morfin, pocas personas existen en la actualidad como Don Carlos, nacido en este pedazo de tierra, hace 91 años un 9 de Julio de 1925, hijo de Don Ignacio Silva un tenaz empresario de la época y de Evangelina Morfin, oriunda de Chilchota, padres amorosos y por qué no decirlo, también de la vela perpetua, el primero de cuatro, Don Carlos nació y creció con vena de comerciante, apoyado por su padre, fundó su propio almacén, “Cajón de Ropa La Galatea” cuyo lema fue “de tan barato que da ni el marchante regatea” ubicado en el extinto parían un 21 de Febrero de 1941, que más tarde se reconvertiría en La Nacional, según Don Carlos dice que los primeros días que abrió al público, no vendió ni un solo peso, al ver esta situación fue con mi bisabuelo a decirle que quería tirar la toalla, mi bisabuelo le contestó: hijo vas empezando, ¡nunca te rindas!, bajo el lema que mi bisabuelo siempre nos enseñó, bondad familiar y tenacidad comercial enseñó a Don Carlos que la única vía era trabajar duro y tener la fe puesta en Dios, luego aclientar el changarro con tal éxito que se tuvo que mudar al Portal Carrillo donde actualmente está La Nacional y después comprar el negocio de al lado que justamente era de mi bisabuelo, el resto es historia.
Pero yo relataré de lo que yo viví con él, de lo que me consta, Don Carlos ama intensamente a todos sus hijos y qué decir de mi Abuela Olga, pero me atrevería a decir que ama aún más el chocolate y todo lo que tenga cara de postre, cuando era joven Don Carlos tuvo un accidente que le destruyó el fémur, situación que le hizo tener que controlar su peso durante el resto de su vida pues el implante que le hicieron soporta cierto peso, es así que supondría llevar una dieta estricta impuesta por “La Madre Superiora”, y supervisada por “las Sores”, que no es otra cosa que su esposa e hijas de quienes se refiere cariñosamente.
Dentro de este contexto, tuve la honrosísima misión de convertirme en el contrabandista personal de Don Carlos, ¿quién crees que fue el artificie de que se rompiera esa dieta?. Los domingos después de comer ,Don Carlos con una seña muy al estilo de la Cosa Nostra me indicaba que era el momento de poner en marcha la operación ya prefabricada, Don Carlos obviamente financiaba mis actividades subversivas dándome dinero a modo de domingo, unos 50 pesos mientras a mis demás primos les daba 20 ,con dichas instrucciones, los nervios me acechaban, pues recibir un palazo de La Madre Superiora era latente, con los nervios de punta y cuidándome las espaldas al estilo del inspector Clouseau, compraba 3 snickers en la farmacia de la esquina, los guardaba entre mis ropas y emprendía mi regreso a casa, el miedo que me implicaba timbrar para que me abrieran, pues de pensar en que mi abuela me interrogara de que por qué me había salido de la casa, pero curiosamente no me decían nada pues desde niño he sido muy independiente y así como llegaba solo a casa de mis abuelos, también solo me iba, yo de 10-12 años aproximadamente; un experto en el contrabando llegaba hasta la pieza de Don Carlos que ya se encontraba con cortinas a medio cerrar para que el delito quedara impune, desenfundaba la mercancía y con un angelical “Gracias Papá” comíamos en silencio los chocolates, Don Carlos saboreaba cada mordida como si fuera la última , en esa atmósfera tenue se me figuraba el cuadro “café nocturno” que pintó alguna vez Van Gogh y del que se refería según, que la obscuridad de los cafés son donde puede uno arruinarse, volverse loco o cometer crímenes, se me vino un Dejavú.
Todos los domingos íbamos a comer toda la familia al Hotel Concordia aproximadamente unas 30 personas, recuerdo que Don Carlos me decía, “Gera llévale esta tarjeta de crédito a la cajera, dile que tiene prohibido recibir otra tarjeta de crédito” yo que siempre realicé las misiones más peligrosas de mi abuelo, inmediatamente le llevaba la tarjeta con el mensaje a la cajera quien respondía con un ” Aaaay Don Carlitos”, no dejaba pagar a nadie, esa era una de sus maneras de decir que nos amaba, que nos protegía.
Me impresionaba el tiempo que hacíamos del hotel a su casa, pues un tramo de 2 cuadras y que supondría 5 minutos a un muy buen paso, se convertía en 1 hora, pues cuanta gente nos encontrábamos, misma que se paraba a saludarnos y platicar con él, mi abuelo siempre orgulloso de los que lo acompañábamos, nos presumía y nos llenaba de elogios.
Otra manera de demostrar su amor por ejemplo a mi abuela, era lanzar en el comedor de su casa y en plena comida familiar un comentario al aire con tal vehemencia que todos los presentes callaban en el que afirmaba categóricamente que “a una mujer no se le pega ni con el pétalo de una rosa, pero si con el palo de la escoba”, mi abuela casi exorcizada de la indignación lanzaba una llamarada de reclamos, a esto Don Carlos solo reía y me comentaba “¡Anótale!”, vaya que si le anoté pues esa controvertida pero bonita reflexión me ha servido más que años enteros de carrera universitaria.
En la parte trasera de su casa tiene un patio que tiene un pedacito de jardín, que el mismo supervisa sus respectivos cuidados, tiene de todo, rosales, floripondios, café, un naranjo, camelinas y muchas otras plantas que no me se los nombres, pero todas coloridas, a nosotros sus nietos nos asignaba un rosal y nos comentaba que en función nos portáramos, así estarían de floreados o descuidados. Luego los domingos, los nietos acudíamos a su casa quien nos acompañaba a ver nuestro rosal y presenciaba el debate en que los nietos nos enfrascábamos para demostrar quien había sido ya no el mejor portado, si no el más chingón!
Don Carlos fue el que me inculcó el espíritu de bullying que prevalece hasta nuestros días, muchas veces recibió visitas en su salita del patio principal y que cuando llegaba la hora de despedirse, me solicitaba enérgicamente, enfrente de todos, acompañara hasta la salida a la visita en cuestión, pues luego no fuera a clavarse un vidrio ó desaparecer una maceta.
Pero no todo es risas y diversión, si mi abuelo hubiera logrado su cometido estoy seguro que no estuviera hoy honrándolo escribiendo este blog, según pues, estuve cerca de no llamarme como me llamo, pues Don Carlos quería me pusieran Teodoro en vez de Gerardo, en honor a su bisabuelo del mismo nombre y de quien se jactaba había procreado cerca de 25 hijos con la misma mujer, es por esa precoz acción que los Silva somos muchos, por fortuna mi madre mostró ser implacable a la hora de la crucial decisión.
Es mi oportunidad de echarle la culpa a quien me enseñó hábitos nocivos para la salud, pues cuando yo regrese a vivir a Uruapan en el año 2008 aproximadamente, después de un breve deambuleo por Guadalajara, México y Morelia, resolví ir a comer absolutamente todos los viernes con mi abuelo, según mi mente, trabajó de la siguiente manera; “es viernes, en casa de tus papás no dan cerveza, no dan tequila, no dan vino tinto, en casa de tu abuelo si, ve no seas pendejo!”, es así que los viernes, mi abuelo desde las 2:40 ya me esperaba impaciente, cabe señalar que a las 3 p.m. en punto Don Carlos toma sus alimentos, incluso me llegó a hablar muy temprano a mi centro de trabajo con 2 objetivos: 1 supervisar hubiera llegado temprano a trabajar y que en la mayoría de los casos las muchachas de recepción previo adoctrinamiento me enlazaban las llamadas a mi celular y contestaba con un “si abuelito ya estamos jalando” y 2, corroborar fuera a llegar a las 2:40 en punto para iniciar con los alipuses, así pues, degustábamos cerveza marca indio muy helada, tequilita, agua de toronja sin colar, quesito añejo, todo esto en la salita que tiene en la parte trasera del portal de su casa, que da a un patio lleno de coloridas flores, donde pega el sol muy agradable, mientras escuchábamos canciones como “duerme negrito” ,”milonga consentida”, entre otras de Atahualpa Yupanqui, luego pasábamos al comedor, donde nos esperaba una botella de vino tinto y comida deliciosa cocinada por mi abuelita, discutíamos intensamente de política; mi abuelo siempre fue un panista de hueso colorado.
Mientras finalizábamos el banquete con un café de olla riquísimo, jaletina como él dice, rompope, un pedazo de chocolate Moctezuma que obvio conseguía contra la voluntad de los ahí presentes, y para cerrar con broche de oro me ordenaba le sirviera un ron Havana 7 años sin hielo, con pura coca, después luego me pedía ahuecara el ala, so pretexto que La Nacional, mi centro de trabajo, debería estar muy sólita sin mí a esas horas, con el mal del puerco sobre mis hombros, recorría las 2 cuadras a mi trabajo cual vil zombie.
Una vez estando en mi oficina, me habló una recepcionista bastante apurada y que me decía que mi abuelita Olga había llamado de emergencia pues mi abuelo se había caído y estaba sangrando, inmediatamente me pare de mi silla, ordené a un colaborador que iba pasando por ahí , dejara todo lo que estaba haciendo y me siguiera, baje corriendo las escaleras, en el piso de ventas, me encontré a mi hermano Carlos y le comenté me siguiera también, corrimos tan rápido que las personas que nos veían, estoy seguro pensaron huíamos después de robar un banco, llegamos a casa de mi abuela y efectivamente encontramos a mi abuelo inmóvil bocabajo, en un escandaloso charco de sangre, mi abuela llorando desconsolada, nosotros temiendo lo peor, pero esto disminuyó un poco cuando nos empezó a hablar, que lo levantáramos y lo sentáramos , fue así que realizamos la operación y al vernos la cara de espanto comentó, “ve nomas como me dejó tu abuelita”.
Mi abuelito Carlos siempre se caracterizó por ser una persona excesivamente trabajadora, íntegra, llena de valores, profundamente religioso pero sobre todo un gran filántropo, no es motivo de este artículo, ser presuntuoso, pero para efectos de entendimiento es importante decir que mi abuelito según algunos de mis tíos llegó a tener una sólida posición económica, y es a raíz de esto que quiero exaltar su grandeza, pues al ver en aquellos años que a Uruapan le faltaba infraestructura en cuanto a educación se refería, se puso manos a las obras y junto a muchas otras personas, activamente, compraron terrenos y los donaron a instituciones como El Instituto Morelos secundaria y preparatoria, El Instituto Don Vasco, el Seminario Menor de Uruapan, el Asilo de Ancianos, la Casa de la Amistad entre muchas otras, no solo eso, ayudó a cuanta persona necesitó atenciones médicas, a quienes pasaban por penurias económicas, remuneró generosamente a todos sus empleados ,desprendiéndose de todo lo que tenía, de esta manera regalando más de la mitad de los recursos que llego a poseer, algo de lo cual me enorgullezco y me hace sentir que ese ejemplo que nos dio, me hizo ser la buena persona que creo ser.
Hace ya bastantes años, Don Carlos sufrió un secuestro de unos pocos días de duración y cuyas negociaciones tuvieron puntos peligrosamente ríspidos, no obstante, a su regreso, recuerdo vagamente estábamos todos en casa de mis abuelos esperando llegara de ser rescatado, me acuerdo muy poco de esto, pero tengo la vaguísima idea que llegó como si nada hubiera pasado, siempre protegiéndonos emocionalmente, por ahí alguien le preguntó, que como lo habían tratado o si tenía alguna dolencia física y en vez de despotricar contra sus captores o contra el sistema, comentó que había probado las mejores enchiladas de toda su existencia y para amortiguar su cautiverio a la intemperie, nos dijo que se hospedó en un hotel tan increíble que tuvo todo el tiempo de ver ese cielo que lo vio nacer, y beberse de golpe todas las estrellas.
Todavía voy todos los viernes a comer con Don Carlos, pero mi abuelito ya no me acompaña con la cervecita o el vino tinto, cada vez que me ve tomando una, sonríe nostálgicamente y me hace unos ojitos como preguntando ¿está buena?, tampoco podemos escuchar a Atahualpa Yupanqui por que no soporta los ruidos, ya no podemos caminar en el portal de su casa, y sostener una conversación es demasiado complicado, me entristece que de ser el súper padre que algún día nos protegió, ahora nosotros seamos quienes lo protegemos, me atrevo a decir que quizá sea uno de los nietos en quien más confianza tiene, pues he sido testigo de su proceso de vejez donde me ha tocado desempeñar labores para atenderlo, sabiendo esto, cada viernes, me siento en su silla de ruedas y hago como si fuera a jugar arrancones, me acuesto en su cama y juego con los aparatos que reclinan el respaldo, le cuento chistes malos, le pongo tangos argentinos o le doy el rol en su silla de ruedas, todas estas tonterías el cariñosamente responde con una mirada tierna y una risa débil muy similar a la de pulgoso.
Así es la vida y la muerte es una ley natural de Dios, estoy seguro que cuando el ya no esté y recuerde su cara, sus pláticas, me llenará el alma de tristeza y nostalgia, solo prometo que me limpiaré las lágrimas, sonreiré y diré, “la vida sigue adelante” como él mismo me enseñó un día que lo sorprendí en su habitación llorando la muerte de uno de sus hermanos.
! Gracias por todo Abuelito!
13 respuestas a “Don Carlos Silva, Mi Abuelo.”
Comentarios cerrados.
Soy sobrina de Don Carlos y de su hermosa esposa mi tía Olga. De quienes conservo unos recuerdos muy gratos. Y como bien lo describes. Para mí son un ejemplo también de amor, de compasión, de protección y de unión. Los admiro y quiero por ser tan buenas personas. Comparto esto porque hay k dar honor a quien honor merece.
Gelardo describo a ese gran ser humano con una sola palabra.
“SEÑORON”
Mi querido sobrino.
Gracias, gracias, gracias por estas hermosas lineas me hiciste regresar a mis días en esa casa, con mis amados tios y primos.
Te quiero
Te abrazo fuerte con todo mi corazon
MI QUERIDO GALÀN, QUE GUSTO ME DÀ LEER ESAS HERMOSAS LINEAS, MÀXIME QUE A MI ME DA POR LO MISMO. SIEMPRE HE CREIDO QUE TENEMOS LA OBLIGACIÒN PARA CON LA FAMILIA DE DEJAR TESTIMONIOS DE LO QUE HEMOS VIVIDO Y TU ME MOVISTE MENTALMENTE A REPASAR TODOS LOS GRATOS MOMENTOS QUE PASADO CON LA FAMILIA. TE FELICITO Y PARA MI GUSTO DEBES SEGUIR ESCRIBIENDO UN “ANECDOTARIO” FAMILIAR, AHORA DE OTRO CARLOS, QUE ES TU PADRE. UN FUERTE ABRAZO Y MIL FELICITACIONES.
Si tío, muchas gracias por tus palabras, me acorde mucho de ti cuando me decidí a abrir este blog, prométeme que me vas a mandar una copia del “confieso que he bebido” por fa, saludos!
Hola, soy Ivett Roque Silva, soy nieta de Benito Silva hermano de tu abuelito, me encantó leerte, yo lo que recuerdo de tu abuelo es que cuándo iba los domingos a misa con mis abuelitos por lo general nos encontrábamos a los tuyos, duraban un buen rato poniéndose al día saliendo de misa y yo obtenía doble domingo el que me daba mi abuelito y el de tu abuelito 😊 muy lindos recuerdos
Definitivamente infinidad de veces fui víctima de su hermoso bullying. No hay día de visita que me pregunte el tan famoso: ¿ Por qué te juntas con malas compañías? Cada que Pily me lleva a su casa y me nos ve juntas.
Mi abuelo; su “mejor compadre” siempre me contaba anécdotas y tu gran abuelito se enfocaba precisamente a una: “me regaló la mejor botella de aguardiente La Charanda; me hizo una especial a mí y esa fue la que mandé a Argentina”. Esa manera tan simple y risueña de ver la vida es muy característica de Don Carlos.
Es un gran cariño el que les tengo a los Silva; pero definitivamente el más grande es a tu abuelo.
Recuerdo muchola primera vez que los conocí. Una vez que mi abuelito me recogió a la escuela, forzosamente pasábamos por su casa (iba en el Instituto México apenas en primaria); se saludaron y yo no dejaba de ver el tono morado como de algodón de azúcar de Doña Olga.
Morris, Que fregón que hayas y sigas disfrutando de Don Carlos, disfrute mucho leerte, así tal cual eres.
Querido, sobrino es para mi un orgullo saber que tu como nieto, de mi tío Carlos tengas ese gusto de contarnos tus anécdotas , de el es lo mas precioso que te pueda regalar dios padre el tener toda vía a tu abuelo, siempre un hombre de cultura , trabajador que nos enseño a trabajar con ainco, es parte de la cultura de los silva, yo por eso me siento orgulloso de ser miembro y llevar muy en alto.mi apeido, SILVA. Gracias cera, sigue así con tu abuelo esos detalles, tuyos hacen que el tengan mas vida. Cuidado es.parte del rol que te toco y también esa señora hermosa de mi tía olga siempre al, pendiente de el dios.padre los cuide y los llene de bendiciones. Saludos de tu tío Ricardo silva Sanchez. Un abrazo fraterno para ellos por fa.
Extraordinaria, alegre y fiel descripción de nuestro: Don Carlos Silva Morfin.
te felicito Gelardo.
Gracias bro, por dejarme entrar en tus recuerdos y sentir un poquito de la esencia de Don Carlos Silva.
Endili !
Mi niño tan chulo!
Me encantó, llore y todo. Te quiero!!!